de rebote

—– El trapo sube, se sacude el polvo y va tanteando el suelo, se toca la cara húmeda, se durmió un día (o lo durmieron) y se despertó hoy. Reinaba en sus ojos la sensación de no saber donde está, porqué está y como llegó ahí.

Viejos son los trapos, por eso el trapo sube, el trapo sabe, el trapo no es ningún pelele.

Se apoya en libros, porque quiere sobrevivir a la resaca, esa resaca que marea, que no duele pero que desorienta.

Mira desconcertado y se limpia la tierra de la frente «¡Qué bárbaro! Tela de araña, tengo telas de araña en la nuca».

Cuando se reincorpora espera, es su campo, esperar, es su sangre, la esperanza, son sus pies.

El viejo era esperanza, era sus pies, era su sangre, el trapo no es ningún pelele dijimos, y sabe, «la esperanza es lo último que se mantiene» dice, con hilos de sal, como haciéndose el chistoso.  ——-

Caí así pum pin pam meta rebotar.

Cuando menos me di cuenta estaba tan adentro que hasta me volví atrevido, atrás de mi remera me sentía ya parte de todo y de todos.

Todo y todos son una foto suya.

Increíble.

Lo conocí cuando se estaba apagando, que en realidad, desde mi pupitre eso pierde significado porque no para de encenderse cada vez más.

El mayor legado que puede dejar un ser humano en este planeta está siempre tallado en los que lo consumieron, lo alimentaron y se alimentaron.

ellos no sólo están tallados, están esculpidos por decición propia, ya quisiéramos los de afuera.

En un instante me pusieron tan al día que no solo lo conocí sin conocerlo sino que ya, para cubrir ese detalle, yo, pobre, tendría que vivir tres veces.

Mi tiempo bajo su sombra fue fugaz, pero sentí como nunca, que todo y todos actuaban como cuando uno está por terminar un libro que, de tanto que le gustó, retrasa la lectura para que no termine, uno sabe que se va, que hay una última página.

Pero el libro era pilar de pilares.

ES

Lamentablemente, en el único lugar en el que yo podría actuar como me gustaría ante la despedida sería en mi despedida, pero no voy a poder, si me levanto a pegar un grito, hacer chistes sobre la muerte o proponer un asado, más de uno va a ver mi muerte como un fraude.

Íntimamente sonrío,

Íntimamente festejo,

Festejo por un tipo que vivió por todos un poquito,

Por una vida que ni repitiéndome cubriría,

Por un eterno viejo desde que era pibe y tan pibe de viejo,

Por complicidad, de esas que dicen «te la gastaste todas ¿no?»,

Íntimamente lloro, por impotencia, por tristeza, porque ella llora, porque nunca seré tan útil como quisiera,

Por ese viejo que, apuesto lo que tenga, va a ser parte de todos y todo.

todos y todo van a serlo, también, eso quisiéramos los de afuera.

 

                                                                                            al Héctor Di Mauro

Una respuesta

  1. Gracias Héctor Di Mauro… por Maestro, por Titiritero, por Amigo, por Viajero, por Esposo, por Padre, y sobretodo… por Abuelo. El día te llora tanto como todos los que te amamos.
    Gracias Nardito por ser mi pilar.

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